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jueves, 5 de mayo de 2011

El Osama de Calderón

Hugo Páez

         ¿Tendrá Felipe Calderón su Osama Bin Laden electoral..?
Indudablemente la muerte del líder de Al Qaeda será un factor de gran influencia en la elección presidencial de Estados Unidos. El terrorismo se mantiene en la cima de los problemas de nuestros vecinos, como la inseguridad en México.
Barak Obama heredó el problema del repúblicano George Bush, sin embargo en su administración se gestó una crisis económica durísima que afecto a todo el sistema inmobiliario dejando un mal sabor de boca en los norteamericanos que votaron por el primer presidente negro, y no estaban dispuestos a permitir su continuidad.
Me comentan cercanos a Felipe Calderón de su gran preocupación por evitar el regreso del PRI la presidencia, aun cuando en el discurso público cimente su argumento en la tesis de que los demócratas siempre están preparados para entregar el poder a quien gane en las urnas.
El síndrome de Ernesto Zedillo es un fantasma que recorre los pasillos de Los Pinos desde el 2006 y promete quedarse cuando menos hasta el 2012.
Las condiciones de México son distintas, imposible dar un golpe de las dimensiones del operativo en Paquistán contra Osama Bin Laden, una personalidad que concentra el conceptó norteamericano del mal en una sola persona, ni siquiera el capo de Forbes, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, se aproxima de lejos a esa encarnación capaz de reunir a pocos minutos de su muerte a miles de ciudadanos frente a la Casa Blanca.
Sin embargo, si el equipo de Felipe Calderón logra dar golpes a grandes capos del narcotráfico y a políticos de buen nivel, relacionados con el crimen organizado, puede sumar puntos que le permitan una elección mas cómoda, como le ocurrió a Barak Obama con esta hazaña, y así reforzar la continuidad de su partido.
En Los Pinos prevalece la preocupación de no poder bajar el tema de la inseguridad del primer nivel. La percepción ciudadana es de incremento de la violencia, por mas programas sociales que se implementen, además de que los gobiernos del PAN se caracterizan por cierta discapacidad para obtener dividendos electorales tal como lo hacía el PRI en la implementación de esos programas.
Ayer el presidente se reunió con un grupo de activistas en un Foro para la Seguridad y por la noche, inesperadamente se adelantó en un mensaje a la nación a la llamada marcha del silencio que partirá de Cuernavaca Morelos y terminará en el Zócalo capitalino.
En cadena nacional Felipe Calderón urgió al Congreso a aprobar las Reformas a la Ley de Seguridada Pública necesarias para un eficaz combate al crimen organizado, con esta acción reparte culpas, a unas horas del reclamo social, lo dijo muy claro “Ningún Gobierno debe hacerse de la vista gorda. Eso fue, precisamente, lo que nos llevó a la situación que hoy vivimos. No es opción retirarse de la lucha, al contrario, hay que redoblar el esfuerzo, porque si dejamos de luchar, los criminales van a secuestrar, a extorsionar por todo el País", agregó "Si nos retiramos, vamos a dejar que gavillas de criminales anden impunemente en todas las calles de México agrediendo a la gente sin que nadie los detenga".
Las palabras son alarmantes, y el presidente solicitó el apoyo a los ciudadanos al afirmar que no se trata que desempeñen funciones policiacas o que correspondan al Ministerio Público, pero sí es indispensable la comprensión y el apoyo de toda la sociedad, porque, según el mandatario hay quienes, de buena o de mala fe buscan detener la acción del Gobierno.
Calderón aseguró que las cosas pueden cambiar para bien pero debemos sacudirnos inercias y enfrentar con decisión este problema.
Hoy es la fecha clave para el reclamo social a la incapacidad de los tres niveles de gobierno, principalmente el federal, en busca de una solución a la violencia del crimen organizado.
La Gran Marcha por la Dignidad y la Justicia parte de un estado panista y llega a la sede de los poderes federales. No podemos decir que el cierre en el Zócalo es un reclamo al Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, aunque le toque su parte, la plaza es centro emblemático de protestas nacionales, y el reclamo se centra en una lucha que inició el gobierno federal, aun cuando los niveles municipales y estatales se han construido como verdaderos diques que impiden el éxito de la lucha.
Activistas sociales como Javier Sicilia, María Elena Morera, Eduardo Gallo y Tello y Alejandro Solalinde se han dado a la tarea de reeditar una nueva versión de la histórica marcha blanca del 2004 que reunió a mas de un millón de personas por todo el Paseo de la Reforma hasta el Zócalo. En la víspera a esa gran protesta nadie se imagino la magnitud de la molestia ciudadana frente al secuestro, el resultado agarró por sorpresa a Vicente Fox Quezada y Andrés Manuel López Obrador que no atinaron a dar una respuesta coherente. El entonces Jefe de Gobierno del DF se concretó a decir que era una marcha de “pirrurris” y Fox pidió a María Elena Morera que durante un año ella cuidara a sus hijos y al vencer esa fecha vería resultados aceptables en la lucha contra el crimen.
Han pasado mas de seis años de esa promesa y estamos a punto de llegar a las 40 mil muertes de mexicanos en esa guerra.
El mensaje de ayer del presidente y la marcha que arranca hoy reafirman que la gran variable a solucionar en la fórmula electoral es la inseguridad, esa que provoca una gran preocupación en el PAN y Los Pinos y puede encontrar una promesa de solución en una acción al estilo de Barak Obama, que por cierto hoy visita la emblemática Zona Cero del Nueva York en el marco de su campaña, donde antes había dos torres gemelas derribadas por Al Qaeda, y ahora es materia de lucro electoral.

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