Hugo Páez
Son tiempos de supervivencia política.
Todos los instintos del grupo privilegiado con un puesto burocrático de primer nivel, un lugar en el Senado, en la Cámara de Diputados, gubernaturas y cortesanías locales que ven reducir las páginas en el calendario, agudizan los sentidos para atrapar de nuevo a la presa.
Los esfuerzos no escatimarán promesas, apologías del bien público y el trabajo social para ayudar a México. Ni siquiera importa la ideología o la traición a un partido para brincar a otro, el objetivo es uno y muy claro: atrapar lo que en el viejo lenguaje llamaban hueso.
La selección natural fue perfeccionada por los gobiernos del PRI. La capacidad de adaptación y sobrevivencia de las nuevas generaciones de la misma especie encontraron un mandamiento primordial, la No Reelección, que mas que operar como un sufragio efectivo era una ley inviolable, que al mínimo intento, no importa que tan poderoso fuera el pretenso, aún sentado en la silla presidencial, de inmediato se activaba un mecanismos que sumaba fuerzas en contra para evitarlo.
Todo un mecanismo de selección natural política que se quiere desactivar con la Reforma Política.
La norma tiende a olvidarse partir del año 2000 con el cambio de partido en el poder. Creemos estar inoculados contra el virus de la persistencia del mas fuerte, los ingenuos piensan que la reelcción será un premio al “buen trabajo” del diputado, del senador, alcalde, gobernador y en el climax, del presidente de la república.
La reelección de diputados y senadores propuesta en la Reforma Políca aderezada con la mezquindad de no incluir a alcaldes, gobernadores y presidentes de la república era impensable en los preteritos priistas, a falta de mecanismos democráticos, funcionaban los de supervivencia entre la especie triunfadora, por lo tanto, la reforma propone violaciones a esa “selección natural” que supone suficientes 10 años de ausencia del viejo régimen en Los Pinos para insertarla en la vida política.
Cuidado, hablamos de que los legisladores que aprobarán esa ley serán sus propios beneficiarios, aun cuando la maquillen dejando un periodo intermedio de veda, pero una vez activado el mecanismo, difícilmente se podrá evitar escalarlo a los niveles de alcaldes y gobernadores que tendrán la gran ventaja de manejar recursos presupuestales del estado, para mantenerlo.
Ese instinto de supervivencia incubado por la selección natural les impidió proponer en la Reforma Política eliminar sus curules plurinominales, esos capullos son necesarios para la propagación de la especie.
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