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jueves, 22 de marzo de 2012

Del estado “light” al estado laico

Hugo Páez
         ¿Es necesario que el Papa Benedicto XVI hable de política, para hacer política..? Definitivamente no.

         En la misa del domingo tendrá a los tres candidatos mas destacados: el de izquierda, centro y derecha, a pesar del absurdo de negar hasta el momento la aprobación del artículo 24 constitucional, sobre libertad religiosa.

         Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador, en ese orden, representan las bancadas mas nutridas de las dos Cámaras, que en una actitud llena de prejuicios decidieron trasladar la votación de las reformas después de la partida del Jefe del Estado Vaticano.

         Frente al altar construido para la misa de Benedicto XVI, los aspirantes presidenciales, católicos todos, impulsaron la inscripción de la palabra “Laico” en la definición de República Mexicana, como si esta vacunara contra cualquier influencia del clero en la vida política mexicana.

         “El Papa puede hablar de política y otros temas”, afirmó el Cardenal Norberto Rivera Carrera, el líder religioso mas importante del país, en una de sus recientes homilías dominicales en la Catedral de la Ciudad de México, sin embargo, para conservar las formas, el Nuncio Apostólico Christophe Pierre aseguró que no hablará de política en su viaje a México.

         Pero Joseph Ratzinger no necesita hablar de política, para hacer política, ni los candidatos hablar de religión, para jurar en público su fe, confirmada en la misa en el Parque Bicentenario a los pies del monumento a Cristo Rey.

         El laicismo descafeinado, y el catolicismo escondido de los políticos mexicanos son síntomas de vergüenzas no superadas. En el sexenio de José López Portillo se llegó al paroxismo de la hipocresía y secrecía ridícula; un estilo priista en la vida pública que niega la vida privada. En 1979, el presidente de la república dejó en el hangar presidencial al Papa con sus feligreses -así lo dijo, con esa filosofía de galleta china que admiran sus compañeros de partido-, para posteriormente arreglar una misa privada, oficiada por Juan Pablo II, a la que asistió un selecto grupo de familiares y amigos.

         Benedicto XVI no viene solo, lo acompaña su Secretario de Estado Tarcisio Bertone, operador político que atenderá pendientes muy importantes, entre los que destacan las Reformas al artículo 24 constitucional y la detención en San Luis Potosí del anciano sacerdote salesiano -igual que Bertone- José Carlos Contreras Rodríguez, acusado por el gobierno de Fernando Toranzo del asesinato de la joven Itzashell Shantall González López de 16 años, en un proceso plagado de irregularidades y pruebas falsas, donde el Secretario General de Gobierno, Cándido Ochoa, fungió primero como defensor del sacerdote, y posteriormente como verdugo.

         El 26 de marzo Ratzinger partirá a Cuba, un estado que no soportó el ateísmo, y terminó en un laicismo con mas libertades religiosas que México, que en estos momentos se flagela entre confusiones y contradicciones, propias de un estado laico “light”.

twiiter: @hugopaez correo: hugopaez@prodigy.net.mx
www.hugopaez.com

           

        






1 comentario:

  1. “Para muchas y muchos otros, la visita a mexico y cuba del supremo jerarca de la iglesia católica no es una visita providencial, sino más bien inconveniente, irresponsable y hasta inútil. Inconveniente por las álgidas condiciones de violencia social que hoy se vive en México, y en las que lo que menos se necesita son “shows” religiosos mediáticos que permitan a las autoridades políticas y religiosas esconder la inocultable situación de inseguridad que se vive y a la población creyente evadir su ineludible e impostergable tarea en la construcción de una paz que nazca de la justicia. Irresponsable también, por el contexto de alta polarización política e igualmente alarmantes índices de pobreza, desigualdad y discriminación que se viven en mexico, ante lo cual la visita papal puede, en un sentido, influir negativamente en el proceso electoral inmediato al pretender inclinar la balanza hacia los sectores más conservadores de la política nacional, mediante un discurso religioso que con seguridad vulnerará el de por sí débil marco jurídico mexicano en materia de laicidad, que no sólo señala una clara separación entre la iglesia y el Estado, prohibiendo a aquella realizar actos de proselitismo electoral en sus actos de culto, sino también y sobre todo impulsa la igualdad de todas las personas y creencias ante la ley, así como la no discriminación. Cuando la jerarquía católica, y en este caso su máximo jerarca (además extranjero), intentan imponer en lo público sus particulares y poco fundamentadas concepciones de la moral y la sexualidad, violan la ley; y cuando se pronuncian abiertamente contra la libertad y diversidad real de las familias y las preferencias sexuales, promueven la discriminación y el escarnio, violan la ley civil, y sus propias leyes religiosas que se basan en el amor y la libertad.”

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