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jueves, 17 de enero de 2013

Venezuela en crisis histórica y José Meade sin nombrar embajador

Hugo Páez

La crisis histórica por la que atraviesa Venezuela a raíz de la gravedad del presidente Hugo Chávez, en permanente terapia intensiva en Cuba, y las implicaciones para la estabilidad del país, de la región y de las naciones agrupadas en el ALBA, no parecen suficientes para que José Meade Kuribeña nombre embajador en la República Bolivariana.
Hablé con Javier Ortiz, Director de Información Nacional de la Secretaría de Relaciones Exteriores en la mañana de ayer, hasta media noche no había una explicación de la vacante, que en estos casos se antoja como una especie de descuido, o falta de oficio del titilar de la dependencia que vive una especie de espaldarazo lunamielero después de las bromas de Enrique Peña Nieto en la reunión con el cuerpo diplomático mexicano al inicio del año. Una deferencia que ningún funcionario del gabinete ha logrado en público, rodeado de medios de comunicación.
Mas allá de grandes empresas mexicanas que han tenido fuertes problemas con el gobierno de Chávez como la expropiada Cemex, las presiones contra Gruma, Coca Cola Femsa y Grupo Bimbo, Venezuela es señalado como uno de los puntos clave de trasiego de cocaína y centro de control de grupos internacionales del narcotráfico que utilizan a México como trampolín, amén del peligroso activismo de Venezuela y las FARC en la UNAM en el sexenio de Vicente Fox que provocó el crecimiento de las Células Bolivarianas desde la embajada de Roy Chaderton como proveedor de recursos a grupos encabezados por Guadalupe Carrasco “La Pita” y Lucía Moret Álvarez, herida en un campo de las FARC en Ecuador.
Desde mediados del 2012 Venezuela no es un país en condiciones normales. Fue incrementando el nerviosismo de la región desde el 2011, principalmente la Cuba de los hermanos Fidel y Raúl Castro, por el descubrimiento del cáncer de Hugo Chávez. Por razones de seguridad nacional, entramado en todo tipo de temas como el combate a los carteles internacionales, México no puede restarle importancia y dejar acéfala la representación diplomática.
La historia de las fricciones entres los dos países es reciente, sin embargo fue recuperada por Felipe Calderón. En el 2006, todavía en el sexenio de Vicente Fox Quezada, la relación fue degradada embajada a una oficina de Encargado de Negocios a cargo de Nicolás Escalante Barret, después del retiro del embajador Enrique Manuel Loaeza y Tovar. En el 2008 Calderón designó embajador a Jesús Mario Chacón Carrillo y en el 2010 a Carlos Pujalte Piñeiro, víctima de un secuestro exprés en Caracas, en una ola de embates contra diplomáticos extranjeros.
El hecho es que los sucesos en Venezuela pueden cambiar el curso de la historia en Latinoamérica, algunos analistas vaticinan un contragolpe, al considerar que el primer golpe lo dieron con la juramentación sin estar presente el que debería juramentarse.
Los bandos de Nicolás Maduro y los cubanos contra Diosdado Cabello y los militares están totalmente enfrentados, la oposición se mantiene inerte con Henrique Capriles a la cabeza y los verdaderos líderes en este momento son algunos medios de comunicación.
Carlos Alberto Montaner, un destacado periodista de la materia asegura que para los cubanos, era esencial dormir a todos los venezolanos, pero muy especialmente a los chavistas, con el objeto de poder controlar y manejar la transmisión de la autoridad en Caracas, de manera que no se les escapara el enorme subsidio venezolano, calculado en diez mil millones de dólares anuales por el Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami. El argumento invocado, naturalmente, no sería ése, sino “la necesidad de salvar la revolución bolivariana”. En agosto del 2012, los Castro, y los médicos dedicados a atender a tan delicado paciente, convinieron en que el desenlace podría precipitarse y no había garantía alguna de que Chávez pudiera llegar en forma física y mental razonable a las elecciones presidenciales de diciembre (lo que resultó exacto), así que adelantaron los comicios al 7 de octubre. Esos dos meses eran cruciales.
Montaner asegura que en ese momento ya los Castro tenían muy claro que el mejor sustituto de Chávez, desde la perspectiva de los intereses cubanos, era Nicolás Maduro. Era un hombre razonablemente inteligente, o al menos palabrero y memorioso, capaz de armar vistosos sofismas históricos, como les gustan tanto a Fidel como a Hugo. Era dócil, obediente, y se subordinaba, como Chávez, a la supremacía moral e ideológica del castrismo. Parecía ser un discípulo atento y disciplinado.
Ahí está la historia que día a día cambia y en la que el gobierno mexicano muestra un desinterés inexplicable. Ayer en la gaceta oficial de Venezuela apareció una firma del moribundo Chávez en un documento que nombra a Elías Jaua Milano como Ministro del Exterior, por supuesto desató la polémica esperada y las sospechas de frentes políticos del interior y el exterior, que meten mas calor al tema que aquí no merece la relevancia de designarle un embajador.

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