Hugo Páez
En el 2004 la sociedad civil levantó la voz, exigió seguridad y buen gobierno ante la brutal amenaza del crimen organizado. El espacio conquistado aumentó y enriquecieron el reclamo en diversos temas. Sin estos antecedentes difícilmente Alfonso Cuarón encontraría las condiciones para obligar al gobierno mexicano a una respuesta sobre la Reforma Energética, no importa la calidad del cuestionamiento, la ortodoxia de la cultura priista lo hubiese crucificado.
Cecilia Romero asegura que ya se debatió bastante el tema en mesas de trabajo y diálogos entre expertos. Desde el punto de vista tecnológico tiene razón la presidenta del PAN, otros como Gustavo Madero, Salvador Vega Casillas y la izquierda dan la bienvenida a la propuesta de Cuarón, desde la trinchera opositora es favorable cualquier tropiezo en el proyecto de reformas de Enrique Peña Nieto, iniciar otra dinámica de debates alargará sensiblemente los tiempos y tendrá impacto negativo en los resultados esperados por el gobierno federal en las elecciones del 2015.
Cuarón mete ruido en la agenda, por lo tanto algunos atacan con la pregunta ineludible, la misma que se formuló cuando la asociación civil México Unido Contra la Delincuencia fundada por Josefina Ricaño de Nava y otras ONG´s hermanadas en el tema, decidieron realizar una marcha impresionante contra la inseguridad ¿Quién los mueve..? ¿Quién está detrás de este movimiento..? era la insidia.
El propio Jefe de Gobierno del DF Andrés Manuel López Obrador aseguró que la gran mayoría de los manifestantes eran “pirruris”, un calificativo con el que intentó desacreditar la convocatoria de más de un millón de ciudadanos vestidos de blanco.
El entonces presidente Vicente Fox Quezada se molestó y trató de menguar el impacto. A partir de la fecha florecieron las ONG´s y otras voces se levantaron para crearon asociaciones más especializadas, algunas de ellas: Alto al Secuestro de Isabel Miranda de Wallace, SOS de Alejandro Martí, y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad de Javier Sicilia.
La voz de Cuarón tiene la virtud de iniciar con tema propio. No es un activista que busque diferentes espacios porque los propios se hayan apagado en los medios. Exigir más diálogo sobre la Reforma Energética resultó en una respuesta de Los Pinos que no logró nadie más, ni Cuauhtémoc Cárdenas, ni Andrés Manuel López Obrador. Indudablemente el pedestal del Oscar lo dota de estridencia internacional y se erige como un activista al que no se le puede acusar de oportunista, de cazador de reflectores o plataformas.
La respuesta de Enrique Peña Nieto a sus 10 preguntas sobre las leyes secundarias de la Reforma Energética y ayer a la exigencia de tres debates sobre el tema no lo harán más famoso, ni le sumará conocimiento entre los mexicanos o fama política. Cuarón ni siquiera espera entrarle a la discusión, propone un panel de expertos.
¿Alguien convenció a Cuarón de enfrentar a Enrique Peña Nieto..? insisto, es la pregunta insidiosa que fue aplicada diez años atrás a México Unido Contra la Delincuencia y otras organizaciones. Mientras tanto, el director de Gravity es una voz individual de la sociedad civil que seguramente calará en el ánimo de la hegemonía partidista y de organizaciones que rechazan el individualismo y se sirven del proteccionismo que les otorga la ley.
En un afán de potenciar la fuerza ciudadana, la que no tiene que gravitar en los intereses de partidos políticos ni proyectos de “bancadas” en el Congreso, una última pregunta a Alfonso Cuarón: podría considerar exigir más derechos políticos para los ciudadanos, por ejemplo las Candidaturas Ciudadanas sin los requisitos y candados que pretenden inmovilizarlas con el propósito de mantener las cofradías de los partidos.
Es otro tema, sin embargo está en la naturaleza de la exigencia individual de un ciudadano que gracias a un premio internacional pudo ser escuchado, antes sería un susurro más, un tipo al que como máximo le enviarían un email de la oficina del Presidente de la República.
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