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jueves, 6 de noviembre de 2014

El Otoño Mexicano, por la ruta de la Primavera Árabe..?

Hugo Páez


Septiembre, octubre y noviembre perfilan como el punto de convergencia de protestas estudiantiles del Politécnico, la solidaridad universitaria pública y privada, con los normalistas de Ayotzinapa, y un brote de asertividad que logró evitar contaminar la protesta, al separar los intereses detrás de los grupos violentos.
Ayer marcharon miles de jóvenes y familiares en el Otoño Mexicano. Un recuerdo, vago si se quiere, de la exigencia en Túnez y la Plaza Tahrir del Cairo, pero en sintonía actual con el rechazo de estudiantes a la corrupción del poder en Hong Kong, y en pro de una democracia liberal.
No faltaron acciones con el objetivo de empañarlos. La quema de la estación del Metrobus en Ciudad Universitaria y unidades de transportes, por medio centenar de encapuchados, habla de una estrategia desestabilizadora, que utiliza a una minoría radical.
Otras muestras de ira, vandalismo y violencia se dieron en Chilpancingo, Iguala, y algo en Acapulco, pero fueron interpretados como puntos de ebullición que no lograron enlodar el reclamo de la Asamblea Interuniversitaria del Politécnico, la UNAM, UAM y UACM, ni la mano tendida de la Ibero, ITAM, Tec de Monterrey, el Colegio de México, y otras privadas. Ni siquiera Enrique Peña Nieto tuvo que insistir en su discurso contra la violencia y el vandalismo.
El clamor es general: Ya basta, no más abusos del poder.
Innegable el valor de la tecnología en todo esto, como en la Primavera Árabe, el fluido del cambio circula por las venas de las redes sociales en internet. La No Tolerancia al abuso y a la corrupción política, pasó de ser un reclamo de marchas, a una exigencia diaria, sin necesidad de agendas ni puntos de reunión.
Es suficiente con un celular a la mano, cierto grado de atrevimiento y valentía, para la denuncia puntual. Habrá quienes denosten el método. Los abusos, mentiras y la exageración en la red no han sido pocas, sin embargo, como en todo sistema de crecimiento exponencial, la depuración llega tarde o temprano, y emergen zonas en internet con perfiles confiables, que dan ese valor al reclamo auténtico que circula por las venas de la web.
En este Otoño Mexicano aparece Ayotzinapa y los 43 normalistas desaparecidos, también la denuncia por la masacre del Ejército del general Salvador Cienfuegos en Tlatlaya, y la civilidad de los Politécnicos con un reclamo autenticado por la clase política, social y empresarial.
Hasta el momento el gobierno federal ha respondido a esta sensibilidad, con cierto retardo, pero cuidando de no apuntar la fuerza pública al lugar equivocado.
Están los que quisieran ver bajo el fuego purificador a todos los gobiernos corruptos, y están presentes los “viscerables” que desbordan odios en la web. Pero insisto, en la supervivencia, todo mecanismo encuentra su ruta de depuración.  
En todo esto se percibe un olor de madurez, por encima de los puntos negros, violentos. Una idea más clara que nos responsabiliza a todos, que nos impulsa a la no tolerancia a la cultura de la ilegalidad. A exigirle el buen trabajo al policía, al maestro, al funcionario, al cura, al alcalde, al gobernador y al presidente, y por supuesto, a nosotros mismos.
Pueden ser notas de una melodía romántica, pero lo que se ve en la calle, en estos tres meses en este Otoño Mexicano, tiene una seriedad que sorprendió a todos, incluídos a los tres poderes del Estado.
Es la lección de los jóvenes, sólo queda apoyarla y aprenderla.


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