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lunes, 11 de diciembre de 2017

Anaya, la pesadilla de Meade y del PRI

Hugo Páez

No pudieron contenerlo.
Para Los Pinos y en el PRI era el peor adversario a distancia. Lo vieron venir los notables del partido y del gabinete de Enrique Peña Nieto. En especial Luis Videgaray Caso, desde antes del destape de los cuatro aspirantes de Emilio Gamboa Patrón.
Antes de la magia estatutaria de Enrique Ochoa Reza para abrir puertas a simpatizantes del Revolucionario Institucional, Ricardo Anaya Cortés era el hombre a ‘eliminar’ lo antes posible, previo a la declaratoria de guerra.
Los expertos electorales del PRI optaron por subir a Margarita Zavala Gómez del Campo, a sabiendas del amor cófrade del calderonismo con José Meade Kuribreña, el candidato del grupo que mueve a Los Pinos, y provocó en Videgaray la soberbia del destape anticipado ante embajadores, provocando el breve enojo presidencial en La Paz, Baja California, ante reporteros advertidos.
Desde la derrota de Javier Corral Jurado en la contienda interna del PAN, en agosto del 2015, el círculo rojo de Peña Nieto percibió el peligro del joven de 36 años, y decidieron aprovechar la animadversión de Felipe Calderón Hinojosa y sus afines en el Senado. Roberto Gil Zuarth tomó la presidencia de la Cámara Alta días después, y buscó sin éxito la coordinación parlamentaria, atribución del presidente de Acción Nacional, Anaya.
El olfato de Gamboa olió la adrenalina calderonista en el Senado, y el proyecto del ex presidente para imponer a Margarita como candidata presidencial, a sabienda que Anaya NO lo permitiría. Con la esposa candidata, Felipe Calderón se acercaba a la cura del insomnio y la anti sobriedad por haber entregado la presidencia de la república al PRI en el 2012. La mancha histórica lo perseguirá, igual que la traición a su entonces candidata Josefina Vázquez Mota.
En el transcurso del 2016, la conocida destreza política de Anaya Cortés alertó al máximo al calderonismo, Javier Lozano Alarcón amarró acuerdos con Rafael Moreno Valle y se empleó en el gobierno poblano pero algo falló, la insidia lo obligó a amarrar acuerdos con el coordinador parlamentario Gamboa. Así, en agosto de este año se gestó una segunda intentona de golpe contra el líder del PAN, al tumbar a Adriana Dávila Fernández y Laura Rojas Hernández en la presidencia de la Mesa Directiva compartida del Senado, e imponer a Ernesto Cordero Arroyo, con el apoyo de otros dos calderonistas: Salvador Vega Casillas y Jorge Lavalle Maury.
En el historial de Gil Zuarth está el albazo a la posición panista en el proyecto de legalización de la mariguana propuesto por el Ejecutivo Peña Nieto con el escandaloso aumento en la poseción permitida de cannabis a 28 gramos, que hasta el mismo Zar Antiadicciones federal, Manuel Mondragón y Kalb, rechazo. Por supuesto el albazo chocó con el panista Marko Cortés Mendoza en Diputados.
De igual forma, Gil apoyó públicamente la legalización constitucional de matrimonios de parejas del mismo sexo y la adopción de infantes, como guiños constantes a Los Pinos. Al final de cuentas, Peña Nieto ordenó congelar las dos iniciativas. Roberto también bajó los brazos.
Los ataques contra Ricardo Anaya, no surtían efecto, necesitaban una base teórica, evocadora de los fundamentos de Acción Nacional, desechados en el sexenio pasado por el autoritarismo de Felipe Calderón.
Así, los misiles del calderonismo apuntaron al presunto “agandalle”, cuando ellos trataron de hacer lo mismo sin éxito, igual que la presunta “traición de principios” y la crítica a la alianza ‘anti natura’ -término plagiado a Manlio Fabio Beltrones- entre la derecha y la izquierda PAN - PRD - MC en el Frente, que derivó el fin de semana en alianza Por México al Frente.
Para lograr efectividad, el golpeteo contra Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado tenían que venir del interior de los partidos coaligados. El mismo funcionalismo del calderonismo, se aplicó con las corrientes perredistas de René Juvenal Bejarano y Héctor Bautista del Estado de México contra Barrales. Pero el tufo de estos dos nulifica cualquiera de sus ataques, así que la presidenta del PRD no tuvo más problema que una grilla barata.
En complemento de la estrategia de Elección de Estado de Meade y Ochoa Reza, está alentar en la comentocracia la tesis de la elección entre sólo dos candidatos: José Meade y López Obrador, pero siempre está el ‘Factor Andrés Manuel’, desde el Plantón de Reforma, el “Cállate Chachalaca” y mil barbaridades, hasta llegar a la propuesta de amnistiar a narcotraficantes, “Para lograr la pacificación de México”. La imprudencia reventó los planes de subir al más vulnerable y con buen puntaje, para aplastarlo en su momento, por lo tanto se tuvo que cambiar el guión, los medios contratados inflaron la presunta separación de Miguel Mancera del Frente, como medida de última hora para descarrilarlo.
En realidad el Jefe de Gobierno encarecía su posición, y dio pase a una coalición bien cimentada, se apropió de la sucesión en la CDMX, y estará al lado de quien citó la frase atribuída dudosamente a Don Juan Tenorio de José Zorrilla: “Los muertos que vos matais, gozan de cabal salud”.

    
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